La práctica de la meditación es ancestral. Ha estado ligada a la espiritualidad y la religiosidad; pero, en realidad, la meditación es una práctica del cuerpo. En el afortunado ejercicio de permitirse experimentar con mucha precisión el propio presente, la meditación cura la incisión que hemos hecho entre nosotros y nuestro cuerpo. Esta desafortunada división nos arrebata la posibilidad de experimentar la materialidad de nuestra propia vida. Y eso que significa “estar”, pierde su peso, su consistencia. Estar desanclados del tiempo y de nuestro propio cuerpo, lejos -tan lejos- de nuestro propio presente, nos entristece. Para curarse, hay que meditar.
Así, la meditación nos invita a calmar la ansiedad, sanar los dolores y redimensionar la percepción sobre el entorno, recuperando la sensación de presencia y plenitud en el presente, tal cual es. Y aún cuando podemos meditar en cualquier lado, hay espacios tan magníficos que naturalmente incitan a depositar la atención en el mero “estar ahí”.
Morelos, lugar inmenso y abundante, con una belleza natural incomparable, alberga mucho espacios propicios. Te compartimos nuestros favoritos.
Esta preciosa reserva resguarda una laguna tan apacible que parece un gigante espejo. En él se reflejan las nubes, las aves y las copas de los magníficos árboles. El verde intenso no te dejará cerrar los ojos y los sonidos que emiten aves e insectos serán un delicado recordatorio de que estás aquí.
Tiene una fama considerablemente más divertida. Pero es que la meditación no tiene que ser necesariamente una práctica de aislamiento. Sólo tomar el Sol, en la orilla del río y concentrarte profundamente en la sensación del pasto acariciando tu piel, es suficiente incentivo, como para devolverle el primer plano al presente.
Hay una cualidad matemática en la naturaleza, patrones repetidos, que, al ser observados con detenimiento, detienen el flujo acelerado de las ideas y nos invitan a la pura comprensión de lo que se mira. En este precioso jardín, en el que puedes caminar o detenerte, hay más de mil plantas.
Poblado de árboles y con un gran manantial, este parque es un ecosistema que interrumpe con su belleza el ritmo de la ciudad de Cuernavaca. El aire que se respira es delicioso y te inundará de vida.
Este precioso pueblo aledaño de Tepoztlán resguarda mágicas montañas y una de las pozas más lindas del país. Después de limpiarte con el agua helada, permítete una sesión meditativa admirando uno de los cielos más espectaculares de México: el cielo tepozteco.
*Imágenes: 1 y 6) Trip Advisor; 2, 4 y 5) Gobierno del Estado de Morelos; 3) Parques acuáticos de Morelos