La breve exploración de este magnífico personaje puso a Cuernavaca en el mapa mundial
Ya no atraviesa los campos
tampoco se oye el fragor
de esa mole impresionante
movida por el vapor
Tren De Pueblo, Marta Ofelia Manna
La legendaria 279: única locomotora de vapor que, aunque cortísimo, aún hace un recorrido. Aún suena, como un fantasma, el sonido de su silbato, y en sus bamboleos se mecen quienes experimentan este micro-viaje al pasado.
Esta locomotora data de 1904 y fue comprada por el gobierno mexicano en 1921 para reemplazar aquellas perdidas en la revolución. Es la única de un lote de 27 que sobrevivió a la modernidad y a la crisis que vino con ella. Ha sido, no cabe duda, testigo de innumerables paisajes y decenas de historias.
La estación de Cuautla en donde se encuentra la locomotora fue puesta en servicio en 1881, y era de importancia capital, pues fungía como eje de los ferrocarriles que cruzaban la zona de Morelos, Puebla y México. Fue lugar de encuentro entre Emiliano Zapata y Francisco I. Madero, en un diálogo en el cual el Caudillo del Sur buscaba “un pedacito de felicidad”, como dice su nieto Edgar Castro, ante lo cual Madero permaneció terco en su deseo de paz incondicional.
Ese momento y muchos otros se encuentran suspendidos en el tiempo en esta estación, y son revividos cuando es visitada por pobladores y turistas, quienes disfrutan ahí de un pequeño paseo que se da el primer y tercer sábado de cada mes en los dos vagones restaurados de la locomotora 279.
Se trata de un paseo único en México, pues la 279 es la única locomotora en funcionamiento de todo el país. Trae por eso un halo de nostalgia y de tiempos perdidos; nos hace recordar por qué los ferrocarriles han inspirado a tantos escritores y poetas, que han visto en los recorridos ferroviarios un mundo de melancolía, de trascendencia o incluso de desconsuelo infinito.
Por un tiempo esta locomotora y la estación de Cuautla permanecieron en el olvido, carcomidas por el óxido. Pero en 2014 ambas fueron remodeladas, y la ya entrañable 279 conservó todas sus piezas originales, mientras que sus vagones fueron remodelados tal cual como eran: de duros y pequeños asientos de madera. La estación fue convertida por su parte en un importante sitio cultural que cuenta con el Museo Vivencial, un nombre preciso para un lugar que, al ser visitado, revive cientos de historias que se han visto suceder en esta icónica y bella ciudad —que no por nada es “Capital Histórica de Morelos”, haciendo que vivamos esos acontecimientos en carne propia.
*Referencias: Entrevista con Edgar Castro Zapata, bisnieto del General Emiliano Zapata
*Imágenes 1) Rody Medina;