La historia de México es una compleja maraña de personajes y sucesos. Con una rica historia de pueblos originarios; un largo proceso de conquista; una independencia enrevesada; una revolución con ideales que siguen en pie de lucha, y una modernidad y contemporaneidad en donde convergen todas las piezas, no podemos decir que la historia de México es sencilla. Y Morelos, ha sido un territorio clave en esta trama que nos contamos como pasado.
Personajes ilustres que nacieron en el territorio, han modificado las condiciones que los rodeaban. Y, aunque algunos son tan populares que continúan siendo referente simbólico de comunidades contemporáneas, hay otros que no conocíamos y que importa tener presentes. Desde los más revolucionarios, hasta el filósofo del porfiriato más relevante del país, el estado ha sido cuna de mentes agudas que, lo que sí tienen en común, es una lucha constante por sus ideales.
Narciso Mendoza o el “Niño artillero”
Nació en 1800 en Cuautla y a los 12 años formó parte del batallón infantil insurgente creado por José María Morelos y Pavón, durante la independencia de México. Durante un evento muy famoso de la guerra de independencia, el ejército realista tomó e incendió la ciudad, pero antes de que pudieran hacerse del barrio de San Diego, Narciso Mendoza cargó un cañón y lo disparó hacia ellos. Los españoles huyeron. Este evento le valió a Narciso el apodo del Niño Artillero y en su memoria se ha nombrado a más de una calle. Murió en 1888, en el lugar donde nació.
Agustín Aragón y León
Agustín Aragón y León que nació en Jonacatepec en 1870 fue Jefe de la Escuela Filosófica del Positivismo en México y editor de la Revista Positivista entre 1901-1914. Filósofo positivista que, como sus sucesores, ponía al centro de su ideología la premisa de que el el orden social es mucho más importante que los intereses individuales de cada sujeto. En este sentido, se justifica que el llamado orden social sea resguardado por sujetos particulares y que no se democratice. El desarrollo de esta forma de pensar era muy importante para mantener en pie la dictadura de Porfirio Díaz. Y, aunque este morelense pueda no ser uno que aclamamos, es nombre que no debemos olvidar. Su historia nos recuerda lo importante que es hacer comunidad, tomando en cuenta las necesidades de cada persona y no imponiendo un bien común que podría estar invisibilizando a otras forma de vida que también son muy valiosas.
María Fermina Rivera
No tenemos memoria certera de este personaje…
Esta mujer nació en Tlaltizapán, territorio que ahora forma parte del estado de Morelos. En la guerra de Independencia, Fermina siguió a sus esposo al combate, junto a las fuerzas de Vicente Guerrero. Su historia ha sido recuperada porque peleó efectivamente en contra de los ejércitos españoles, de hecho, murió en combate, en Guerrero, 1821.
En una lucha que el imaginario popular reconoce como luchada por héroes, en masculino, a favor de ideales que llamamos ilustrados, las historias como la de esta mujer o el niño artillero, nos recuerdan que los problemas sociales afectan a cada sector y todos deben hacer lo posible por sobrevivir. Mientras que la historia de la guerra de independencia es excusa para dibujar una memoria europeizada y nacionalista, no podemos olvidarnos que hay sectores que siguen luchando en contra de la cultura desequilibrada que nos heredó la colonia (especialmente los pueblos indígenas) y por ello vale la pena hablar de estas historias.
Emiliano Zapata
Sin duda un morelense que cambió la historia de México, para siempre. Figura líder de la revolución mexicana y el más importante representante de la lucha campesina en el estado de Morelos. Al otro lado de la filosofía de Aragón y León, Zapata luchó, con su Ejército Liberador del Sur, por los sectores rurales que estaban siendo explotados y que poco a poco habían sido despojados de recursos como el agua y la propia tierra. Aún después de la revolución, Zapata tuvo que seguir peleando por el reconocimiento de los sectores rurales, durante el gobierno de Francisco I. Madero. Después de su muerte, el movimiento llamado zapatista se disolvió, pero volvió a ver la luz en la primera mitad de los noventas, con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas; y siguen en pie, extrañamente, luchando en contra de las mismas cosas por las que peleó Zapata toda su vida.
