La salud es fundamental. Debería ser la prioridad en cualquier plan de desarrollo. De la buena salud dependen buenas relaciones comunitarias, el alza de los niveles educativos y cualquier actividad relacionada con la productividad. Es imprescindible que toda la información relacionada a salud que esté en manos de las academias y grupos científicos llegue a cada persona en un formato que le sirva para comprender cómo procurar su propio bienestar. Por otro lado —como cualquier plan social— una estrategia de promoción de salud debe contemplar el contexto diverso mexicano, especialmente en un lugar como Morelos, donde se mantienen formas tradicionales de curación y prácticas como la herbolaria.

Por otro lado algunas de las enfermedades más graves a las que estamos expuestos se pueden prevenir si la información llega a cada persona con anticipación. Por esto la prevención y promoción de la salud son esenciales. En este sentido, destaca ampliamente que Morelos sea el primer lugar del país en promoción de salud. Algunos de sus programas más relevantes son los que pretenden proteger a los morelenses contra la lepra, el VIH y SIDA, el dengue (enfermedad ciertamente frecuente en el estado, pero que con la buena prevención se puede evitar) y la prevención de adicciones. Por otro lado, en el estado también se trabaja para la detección temprana del cáncer y para generar entornos y comunidades saludables.

Aumentar la promoción en salud, es una forma también de reducir gastos en curar enfermedades y funciona como catalizador para involucrar a cada miembro de la sociedad en la mejor activa de su propia vida y de las que lo rodean. La salud es algo que se comparte. Una enfermedad sólo se transmite si lo permitimos. La característica solidaridad morelense apremia a continuar y expandir la labor de promover una vida más sana y en comunidad.