La escuela es mucho más que un medio para alcanzar bienestar económico. La escuela es un espacio que abre el diálogo entre quienes se han dedicado al conocimiento y quienes están dispuestos a saber más sobre todo lo que sea posible. Es un medio para construir comunidad, a través del intercambio de saberes y definitivamente es un espacio de producción de conocimiento. Cuando dos personas se sientan a dialogar sobre un tema, lo mínimo que logran es un intercambio de saberes. A través de los intercambios, también te conectas con formas de hacer distintas a la tuya. Por eso, la escuela es, ante todo, un espacio de interacción.

Más de un estudio y análisis académico han confirmado que entre más tiempo asista uno a la escuela, mejor se consolida su futuro económico y mejor será su vida. Pero esto es cuestionable, porque hay muchas personas que no asisten a la escuela y están generando una vida en sus propios términos. El progreso es un concepto muy duro y no contempla otras formas de ser.

Sin embargo, la escuela también es un espacio para generar empatías y puntos de convergencia entre distintos puntos de vista. Este intercambio nos hace cuestionarnos sobre la propia forma de pensar. Poner nuestras ideas a discusión es una manera de ser críticos de nosotros mismos y del entorno. Hacerse preguntas críticas, también nos invita a dar respuestas creativas. En el intercambio potenciamos creatividad.

Es muy afortunado entonces que el 90.2% de los jóvenes en edad preparatoria en Morelos sí estén cursando el bachillerato, haciendo del estado el segundo lugar del país en cobertura de la educación a nivel medio superior. Mucho se debe a que están recibiendo apoyos como la “beca salario”, que les permite estudiar en lugar de trabajar para vivir. Mientras que esto sí es una forma de asegurar que, eventualmente, cursen una carrera universitaria y posiblemente hagan crecer su economía futura, lo que es valioso para cada uno de ellos es que tienen posibilidad de intercambiar con los que los rodean, de construir en conjunto formas de pensar y, especialmente dedicarse tiempo a sí mismos.

No es vano la palabra escuela tiene, como significado en griego “ocio o tiempo libre”. El momento de la escuela es ese en donde suspendemos las actividades productivas y nos abandonamos al placer de cultivarnos.