El cielo, en el imaginario colectivo, siempre ha sido un punto inalcanzable. Tanto sus nubes y el azul que la rodean parecen no tener fin. Aún así, hay lugares de nuestro territorio que parecen exentos de esta barrera entra la tierra y el firmamento. Un caso es Morelos, lugar de donde emergen los globos aerostáticos, estrellas de helio y belleza cuyos habitantes y turistas pueden disfrutar una vez al año y, sin duda alguna, ya se ha convertido en una gran tradición. 

Los globos aerostáticos conquistan las alturas durante el Festival del Globo. Este tiene su punto de partida en los Jardines de México, localizado en Tequesquitengo en el Edo. de Morelos. El experimentar el vuelo con estas esferas de luz es único. La reacción y atmósfera que produce en cada uno de los asientes del festival es alegre y sirve como una muestra de amor a la vida misma o a los otros. Una muestra del poder de esta festividad son las innumerables historias que suceden durante el viaje en un globo aerostático, por ejemplo, las propuestas de matrimonio, el cierre exitoso de un pacto de negocios o la reunión entrañable de amigos y familiares. Aunque, el deseo de experimentar los límites de la tierra ya es suficiente litúrgico para muchos. 

 La fecha de vuelo de los globos aerostáticos normalmente inicia a mediados de octubre y la experiencia de su recorrido, así como de otras actividades, comienza desde las nueve de la mañana, con la realización de deportes extremos y juegos, tanto para niños como adultos, que circundan la zona. La belleza y el punto único de referencia que los globos ofrecen desde el cielo otorga una nueva perspectiva de la vida, así como los alcances que tiene el cielo sobre los hombres y mujeres. Una vez que se ha conquistado las alturas, los límites se desdibujan y cualquier cosa es posible. Así de bella e impresionante es esta experiencia. 

El inflar los globos aerostáticos es otra aventura digna de presenciase, por lo que se puede ir un día antes de la fecha oficial para apreciar el crecimiento de estas esferas, así como su promesa de circundar los cielos. La belleza de estos es única y prometedora y ningún visitante se ha ido cabizbajo. Al contrario, miran a las estrellas y recuerdan que por una noche, Morelos les permitió ser parte del firmamento. Las entradas para el festival rondan por los 550, pero para subir al globo se debe pagar un extra de 2 mil 530 por persona y sucede anualmente en octubre.