¡Así se ve la fiesta morelense! Tienes que vivirla…
La feria de Tepalcingo es un abanico de colores que se fusiona en su infinito tiaquixtli (tianguis) con las sonrisas de sus miles de visitantes, quienes fácilmente quedan prendados de todo lo que encuentran a su paso por esta gran fiesta.
Fotografía: nuestramirada.org
Procedentes de todos los estados de la república, cientos de personas acuden a Tepalcingo a compartir este festejo morelense que se realiza cada año, durante el tercer viernes después del miércoles de ceniza, con motivo de homenajear a Jesús de Nazareno. Y es que aquí se encuentra el exuberante santuario dedicado a esta figura religiosa, que antes de la inauguración de esta edificación en 1782 ya recibía cientos de cofradías de todo México, allá por 1681. Este año se celebrará del 28 de febrero al 11 de marzo.
Fotografía: nuestramirada.org
Al igual que hace más de tres siglos, las peregrinaciones vienen cada año y, con ellas, la riqueza cultural de cientos de comunidades, cuyos trabajos artesanales se exhiben en la feria, haciéndola un desfile infinito de preciosos objetos así como un patrimonio inmaterial de increíble valor cultural para México.
Fotografía: Zona Centro noticias
No sólo se trata de la feria más grande y de mayor tradición en el Estado de Morelos (y la segunda feria más grande de toda la república), sino también de un festejo con particularidades únicas.
No sólo se hacen presentes los famosos chinelos con su danza saltarina, sino también los bailes de los Conduros, los doce pares de Francia y los Tecuanes. Estas recorren todas las calles realizando una bella interpretación que, por ocasiones, es simbólicamente más agresiva, como la de los Tecuanes, los cuales representan una especie de bandoleros-cazadores con máscaras multifacéticas que se mueven en busca de su presa —un lobo—, misma que presumen una vez cazada.
Fotografía: luisalberto.vg
A todas estas danzas las acompaña una sinfonía de bella música regional, interpretada por las comparsas que se fusionan con los visitantes haciendo de todo el pueblo una gran fiesta colectiva.
Además otro gran atractivo de la feria es todo lo que confluye en ella. No sólo artesanías, sino también muebles hechos con palma y madera, plantas, calzado típico y hasta ganado. Y probablemente no falta uno sólo de los dulces típicos mexicanos, pues hay enormes puestos que exhiben un collage de palanquetas, alegrías, camotes, tamarindos, dulces de leche, mazapanes y obleas, procedentes de distintas regiones del país.
Y por si fuera poco, tras asistir a la feria puedes darte una escapada a las curativas aguas termales del balneario de Atotonilco. Sin duda todo esto hace a este precioso evento imperdible.
*Imagen destacada: Zona Centro noticias