El Jardín Borda es un sitio único. Fue la casa de descanso del acaudalado minero Don José de la Borda y después de su muerte, pasó a ser propiedad de Maxiliano de Hasburgo, quien lo volvió un regalo para su esposa Carlota.
Hermosos paisajes
Conocido por sus árboles, plantas y flores, es una maravilla que nadie debe perderse. Durante el llamado Segundo Imperio Mexicano, Maximiliano y Carlota eligieron este lugar como su casa de verano. Embelesados por los colores cálidos y la fauna primaveral, los monarcas se quedaban aquí por largas estancias.
El comienzo de Cuernavaca tal y como la conocemos
La elección de esta majestuosa casa como hogar, no sólo repercutió en la vida de los soberanos, sino de la población entera. Debido a que, gracias a este hecho, fue construida la carretera México-Cuernavaca, lo cual permitió un importante crecimiento en la vida tanto económica como cultural de este territorio.
Encuentro entre personajes importantes
La fama e importancia que la casona comenzó se propagó por todo el país. Tanto así, que entre su lista de visitantes más importantes está Francisco I Madero, Emiliano Zapata, Sebastián Lerdo de Tejada, Francisco Leyva, Porfirio Díaz y Diego Rivera.
Las facetas de una ciudad
Ya que Cuernavaca siempre se ha caracterizado por su cultura y economía, la metamorfosis de la casa fue algo inevitable. No sólo se volvió un espejo de la ciudad sino de los mismos establecimientos que poco a poco empezaron a crearse en su tierra. A lo largo del tiempo, el Jardín Borda ha sido hotel, restaurante, centro nocturno y, actualmente, museo. La visita a este destino significa conocer las entrañas de la ciudad.
Amado y alabado por su elegancia, el jardín constituye una de las experiencias que nadie debería perderse.