5 animales misteriosos y su relación surreal con Morelos
9 / abril / 2018

Las personas aquí tienen una relación muy especial con el clima y con ciertas criaturas, misteriosas y surreales.

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En Morelos, más que en muchos otros sitios, son extremadamente importantes la estaciones del año y la magia del clima. Tienen que ver con las cosechas; con el bienestar del ganado; especialmente con el surgimiento de animales simbólicos, y ligado a todo esto, con las fiestas tradicionales.

Estas son algunas criaturas representativas de la imaginería popular de la región, que además de sus fantásticas cualidades, anuncian la llegada de nuevos aires.

Alacranes

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Lámparas de las calles del Barrio de San Sebastián, Tepoztlán.

Estos arácnidos de apariencia amenazadora han fascinado a personas de todas las épocas, siendo símbolo de poder y de peligro. En náhuatl se conocen como colotl y se relacionan con Xiuhtecuhtli, dios del fuego, por la sensación ardiente de su veneno. En Morelos hay una gran cantidad de estos bichos y de muchos tipos diferentes, ya que el calor y las formaciones naturales son idóneas para ellos.

Aunque todos los alacranes son venenosos y las picaduras comunes, en esta región no se les teme, porque las personas están acostumbradas a encontrarlos en cualquier momento. Algunos campesinos incluso se los comen al verlos, argumentando que así obtienen inmunidad a su picadura.

En Tepoztlán hay un barrio, el de San Sebastián, que tiene a este arácnido como su emblema; su fiesta anual se celebra a finales de enero, cuando empieza la temporada de calor y abundan estos animales.

Monstruo de gila

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Este animal, también llamado escorpión, es uno de los pocos reptiles venenosos del mundo. Son extremadamente difíciles de encontrar, porque su población es escasa y porque salen a alimentarse a altas horas de la noche. Por lo mismo, los campesinos de Yautepec y otras zonas áridas y calurosas de Morelos, les temen enormemente: se piensa que sólo la sombra de estos depredadores causa la muerte…

Chicharras

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Las hembras de estos pequeños animales permanecen años enterradas, casi dos décadas, hasta que sus ciclos de vida se acercan a su fin y salen algunas semanas de primavera a la superficie. Emergen de la tierra para trepar a los árboles y mudar de piel. Con sus cuerpos radiantes, se dedican a llenar el espacio con cantos afilados y frenéticos, para atraerse y reproducirse. Algunos ejemplares pueden morir por lo fuerte de sus propios sonidos.  

Al finalizar la temporada de apareamiento, los cantos terminan y se pueden ver decenas de caparazones traslúcidos y vacíos agarrados a los árboles, en la última posición de sus viejos cuerpos subterráneos. Pequeños vestigios naturales que algunas personas coleccionan. Pero lo que todos guardamos, es el sonido penetrante de estos bichos.

Mariposas blancas

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Estas mariposas son de un tamaño considerable, alcanzando a veces la talla de una mano humana, y tienen un color blanco opaco, similar al papel albanene. En algunas partes de Morelos, se puede escuchar a señoras que comentan va a llover”, con una calmada seguridad, cuando ven a estas elegantes mariposas sobrevolar, parsimoniosas, los empedrados. Efectivamente, sólo se les ve durante la temporada de lluvias. Después, sus alas deslavadas presentan pequeños huecos o son por completo transportadas por las hormigas; así, aparecen y desaparecen con la lluvia.

Chicatanas

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En la época de lluvias las plantas enloquecen, las calles huelen a tierra mojada y empiezan a surgir estos insectos. Son unas hormigas robustas, que salen de sus cuevas individuales y van lentamente cubriendo las calles; hay que caminar con cuidado para no pisarlas. Algunas conservan sus alas y se disputan los alrededores de los faroles.

Estos insectos no son agresivos, pero parecen territoriales y a diferencia de otras hormigas, son independientes y solitarias.

En ciertos lugares, los niños salen a recogerlas. Hay un juego que se trata de encontrar a los mejores ejemplares y ponerlos a competir; se traza un círculo en la tierra y la primera hormiga que se rinda y salga del círculo queda descalificada. Se ha visto a niños confeccionar armaduras a base de cáscaras de cacahuate pintadas de colores llamativos, lo que confiere a las combatientes una apariencia heroica al salir de sus cajas de cerillos.

La gente de Morelos no sólo sabe cómo lidiar con todo tipo de criaturas, sino que ha construido sus propias creencias y símbolos alrededor de ellas. Casi parecen sacadas de una novela de realismo mágico: medio ensoñación, medio cotidianidad.

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