Para algunos aún parece un extraño sueño lo que nos pasó a muchos mexicanos el 19 de septiembre de 2017. Primero, porque parecía improbable la tragedia y aún así, tuvimos que vivirla; después, porque perdimos mucho ese día y a penas, muy lentamente nos estamos recuperando.
Por otro lado, afortunadamente, se quedaron con nosotros múltiples lecciones de vida, algunas sin duda simbólicas, otras prácticas. Vale la pena replicarlas, traelas a presencia, no solo en la efeméride, sino cada día de ahora en adelante.
Hay que aceptarlo: aunque decimos que la materialidad de nuestro planeta es simplemente eso: materia, la realidad es que sus movimientos, sus cambios y el efecto que tiene sobre nosotros nos tiene que hacer reconsiderar su pasividad. El sismo fue la evidencia máxima: nuestro planeta está activo y no podemos predecir de qué manera va a modificarse. Esto tiene consecuencias positivas y negativas. Sin duda los temblores son negativos para nosotros, pero entendamos que somos parte del plantea, de la naturaleza y que tenemos que aprender a adaptarnos a la forma en que toda esta energía se acomoda.
No estás solo: ¿recuerdas a todos esos amigos, vecinos y familiares con los que compartiste, discutiste y procesaste el evento? Los morelenses no estamos solos: no te olvides de los mexicanos que vinieron de todos los rincones a ayudarnos, a levantarnos. Los mexicanos no estamos solos: no podemos olvidarnos de los brigadistas y voluntarios que vinieron corriendo de todas partes del mundo para apoyar. No importa qué tan terrible sea una desgracia, nunca estás solo para enfrentarla. Recuerda que estamos conectados, que la intención de la mayoría es tener una vida feliz en comunidad.
Aunque es un Estado pequeño, el sismo evidenció lo grande que es en realidad. No solo por su magnífica gente y riqueza cultural; literalmente es más grande de lo que aparenta. Morelos no son solo algunos de sus municipios o su capital: Morelos son hasta los pueblos más pequeños y más pegados a las fronteras. Todos estos pueblos sufrieron las consecuencias del sismo, pero también han estado sufriendo por la centralización que domina nuestras dinámicas sociales y económicas. Visita, conoce, disfruta y apoya a los pequeños pueblos de Morelos. Son fantásticos.
En muchos casos, el gran “atractivo turístico” de los municipios eran sus monumentos: las zonas arqueológicas, los ex conventos, los edificios y casas antiguos. Tristemente, muchos de estos se perdieron durante el sismo o sufrieron daños demasiado grandes y continúan suspendidos. Pero Morelos es muchísimo más que sus monumentos. A Morelos lo hace su gente, su naturaleza, su comida, sus tradiciones y preciosas costumbres. Si no lo conoces, tienes que venir a comprobarlo; pero si eres de aquí, nunca lo olvides: lo bonito de Morelos eres tú.
Son muchos los sitios que sufrieron daños enormes y que aún necesitan tu apoyo. En lugares como Jojutla y Hueyapan aún no se ha avanzado suficiente con la reconstrucción, hacen falta recursos y ayuda. Además, la temporada de lluvias está dificultando muchísimo las circunstancias. Aunque duela decirlo, muchos damnificados se quedaron en las calles o en campamentos improvisados. Aún puedes donar, aún puedes lanzarte a distintas comunidades para ayudar a construir y aún puedes brindar cariño a todos los afectados.