En Morelos (y posiblemente en todo México) vivimos inmersos en una delicada fusión entre lo material y lo espiritual. Ambos “terrenos” se combinan discretamente para ensamblar eso que llamamos “lo real”. Así, son muchas las prácticas “surreales” que llevamos a cabo todos los días, sorprendiendo a quienes no las conocen y encantando a quienes las buscan en su camino.
También en Más de Morelos: 5 Tradiciones mágicas y místicas en Morelos
Una de estas costumbres es la de las rezanderas y cantadoras. La función de estas mujeres está actualmente ligada a la tradición católica, pero se piensa que tiene referentes prehispánicos y tal vez de otras culturas alrededor del mundo, por ser una figura común en distintas religiones. De alguna forma, las rezanderas reúnen a los creyentes con el terreno divino: con dios, los santos y los espíritus.
Las rezanderas se dedican a cantar y recitar rezos para los santos y, de forma especial, a los difuntos. A estos últimos se acercan durante el velorio y la novena. Esta se conforma por los días de rezo posteriores al velorio, en donde la familia aún mantiene el rezo por el espíritu del muerto, aunque el cuerpo ya no se encuentre presente.
En los pueblos de Morelos, como en Tepoztlán, Yecapixtla y Tlayacapan, los velorios y las novenas son eventos abiertos en donde se acostumbra invitar a los vecinos a atender al rezo del difunto. Se acostumbra, después del ritual ofrecer algún refrigerio a los asistentes como tamales y café. En el último día, tal vez se prepare una gran comida de mole, arroz, pollo y más tamales.
Las mujeres jóvenes aprenden el oficio de las rezanderas mayores y cobran una cooperación que va de los 100 a los 200 pesos por día. Algunas no cobran nada, porque lo hacen por la pura fe religiosa. Pero ser rezandera es un asunto especial, pues, remunerada o no, debes hacer tu mejor esfuerzo con difuntos conocidos y desconocidos.
Quienes se dedican a esto suelen ser miembros conocidos y queridos de la comunidad que, además, posiblemente también se dedican al canto en las misas y rituales que celebran a los santos. Su dicción, la claridad en su rezo, el tono de voz que emplean o el ritmo que construyen con sus versos es particular para cada rezandera; pero en estas cualidades se basa el talento para el oficio mortuorio.
Además, trabajar en una novena es muy peculiar. Cuando se las rezanderas le cantan a un santo es para celebrarle, pero si se trata de un difunto, uno reza para abogar a su favor ante Dios, pedirle que el muerto alcance la gracia. Además, como las antiguas magdalenas (mujeres pagadas para llorar en los funerales, oficio que ya no se usa tanto en México), el acto de las rezanderas y cantadoras es conmover a los presentes, hacerlos pensar en el difunto; pues se piensa que la manifestación de este cariño, le facilita la entrada al cielo. Por otro lado, estas mujeres mantienen activo el ritmo del rezo entre los asistentes.
Son muchas las historias de mujeres que mantienen viva esta surreal tradición, que conecta este plano con el de los muertos, a través del acto ritual. La de Isabel Reyes, rezadora de Tlayacapan que practica su oficio desde los años 40 es muy linda, pues fue su padre y el amor que le tenía a los corridos, lo que la llevó a aprender a cantarle a los santos y a los espíritus de los muertos. Escúchala hablar, cantar y rezar aquí.
También en Más de Morelos: ¿Conoces los misteriosos ritos y leyendas de Alpuyeca?
*Imagen destacada: Ian Benet.