No te puedes perder Cinema Planeta: Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente
Es la tiranía de los prejuicios ocultos lo que nos hace sordos a lo que nos habla en la tradición.
Hans-Georg Gadamer
The Square (Östlund, 2017) es, sin duda, una de las películas más magníficas de nuestro tiempo. No en vano fue elegida para cerrar con la 63 Muestra Internacional de Cine, que tuvo como sede nuestro querido Cine Morelos. Pero ¿de qué se trata y por qué todos deberíamos verla (más de una vez)?
Christian es un reconocido y respetado curador en un museo de arte contemporáneo. Es un buen tipo, en general y le preocupan los problemas sociales y las personas a su alrededor. Su vida entera comienza a desarticularse cuando arranca la promoción de una nueva exposición en torno a la polémica pieza “The Square”. Esta parece ser un llamado a la humanidad, a recuperar la responsabilidad de vivir en conjunto.
Pero fuera de la pieza, la vida no podría ser más disímil. El mundo de Christian es perfecto, limpio y ordenado y no tiene necesidad de fijarse en sus alteridades: los vagabundos y los pobres. Cuando la exterioridad comienza a filtrarse en su día a día, todo se vuelve caótico y, tristemente, no puede volver a la normalidad.
La reflexión detrás de la película es todo menos frívola; contrario a lo que podría parecer no es un berrinche hacia el mundo del arte contemporáneo, ni una burla o parodia. Con un poco de atención y compromiso hacia la obra de arte que es este filme, podemos recuperar una lección de vida.
En general transitamos el mundo poniendo poca atención a los detalles. Nos preocupan, de manera directa los grandes dilemas de nuestra cotidianidad: las situaciones extraordinarias. Lidiar con las pequeñas cosas, es un asunto que le delegamos a la costumbre. Confiamos absolutamente en la memoria de nuestro cuerpo para evitar los obstáculos de la calle; malabarear entre la mochila y el café; lavarnos los dientes; entre otra serie de tareas que, simplemente consideramos mundanas.
De esta forma, cuando narramos nuestras vidas –a nosotros y a los otros– dejamos fuera o en un plano muy alejado estos actos que parecen carecer de contenido; que suponemos rudimentarios. Lo que ponemos en la cercanía son eventos grandilocuentes, a esos a los que de antemano nos acercamos con muchísima atención. Tal vez hasta tenemos un ritual para estos sucesos. Tal vez son celebraciones sagradas o provocan nuestra ferviente admiración.
Todos los sucesos –mundanos, sagrados, grandes o ínfimos– sin embargo, informan nuestro presente. Cuando decidimos cuáles nos representan y cuáles no (es decir, cuáles son importantes para nosotros) estamos participando en la construcción de nuestra vida. El error o –tal vez– la desventaja de este proceso es que construimos para beneficiar al modelo de vida que ya conocemos. Hacemos lo posible por reproducirlo, sin hacerle preguntas y, así, tampoco nos cuestionamos a nosotros mismos.
El arte parece tener la función contraria. Por lo menos el arte contemporáneo. Al plantearse como terreno de exploración de la imagen del mundo y los conceptos que la sostienen se presenta como posibilidad crítica. Pero ¿cumple su función?, ¿permitimos que lo haga? En nuestra narración sobre nosotros mismos, ¿lo acomodamos en la cercanía o en la lejanía? Tal vez, en el momento en que nos sorprende parece estar muy cerca; ¿pero después?
El arte es excepcional en nuestras vidas; pero logramos reintegrarlo a nuestro propio modelo; dejamos que todo rastro de sorpresa o duda lo resuelvan nuestros prejuicios. Detestamos los huecos en nuestra propia historia. De la misma manera, ignoramos todo lo que le estorba a nuestra verdad, a menos que nos explote en la cara. Y si el arte nos “hace cambiar”, es difícil saber si lo ha logrado porque nos hemos permitido ser distintos o porque la culpa nos está comiendo.
Christian, el hombre que se dedica a ponerle atención al arte, presencia la caída de su propio modelo, por las malas; pero las pérdidas del personaje son una ganancia para nosotros; siempre y cuando permitamos que nos transformen…
No te la pierdas (porque es verdaderamente fantástica) este miércoles 31 de enero en el Cine Morelos en avenida Morelos #188, Centro Histórico, Cuernavaca.
16:00, 18:00 y 21:00 horas.
$30 general, $15 con descuento para estudiantes e INAPAM.
Jueves, 01 de Febrero: 18:30 hrs.
Viernes, 02 de Febrero: 21:00 hrs.
Sábado, 03 de Febrero: 16:00 hrs.
Domingo, 04 de Febrero: 18:30 hrs.
Duración: 142 minutos. Idioma: Sueco. Género: Comedia. Clasificación: B15. País: Suecia-Alemania-Francia-Dinamarca. Director: Ruben Östlund
Visita cinemorelos.com.mx o llama al teléfono 01777 310 3066.