Estos 8 superalimentos cambiarán tu vida y aquí te decimos dónde encontrarlos
Fotografía: Ricardo Romero.
Es una práctica que no ha adquirido suficiente peso, pero cada vez es más importante. Antes de que se popularizaran tanto los bienes industrializados no era necesaria, porque se acostumbraba adquirir las cosas en su “lugar de origen” o hacerlas uno mismo. Ahora, parece que simplemente asumimos como natural el desconocimiento sobre el proceso para generar lo que consumimos.
Fotografía: Humberto Alonso.
En los tiempos que habitamos, las redes de intercambio y comunicación son amplias y muy rápidas. Como cada vez hay más conexiones y más medios para establecerlas, las distancias se acortan (y no sólo metafóricamente).
En ese sentido hay muchísimos intermediarios, unos cuantos productores y muy pocos “dueños” de la cadena de producción. El asunto es que entre más intermediarios existan, más oscuro se hace el camino que hay entre el origen del producto y su consumidor último. Así, a veces ni el que vende puede responder a la pregunta ¿de dónde viene esto que le estoy comprando?.
Fotografía: Cristina Mendoza.
Una experiencia cotidiana es la de preguntar en el mercado por el origen del arroz. Los que saben, prefieren siempre arroz Morelos, porque es delicioso, nutritivo y ha sido llamado el mejor de México. Pero a veces, frente al costal ¿cómo tener certeza de que es auténtico, de que se cultivó aquí? A veces ni el tendero sabría contestar. Y es grave, porque si supiera, él contribuiría no sólo a su propia economía, también a la de los arroceros y, de alguna forma a la de toda la comunidad cercana.
Fotografía: Felipe Sánchez.
Consumir es una apuesta. Cuando pagas por un producto estás financiando sus medios y su origen. Así, apuestas por estas formas, les das lugar en el mundo. ¿No tiene más sentido financiar el mejor producto posible?
¿Y cuál es ese?, pues para empezar el que haga crecer la economía de tu red social más cercana. Después el que reivindique buenas prácticas como la sustentabilidad y el comercio justo, donde todos ganan lo que se merecen y tú no pagas de más.
Además, la producción morelense es de muy buena calidad, especialmente la campesina, así que tú, como consumidor, no pierdes nada. Aplica igual para quien vende. Por ejemplo, si vas a hacer tortillas para venderlas, pues busca maíz local, en todos los municipios se siembra.
Fotografía: Osvaldo Elgueta
A esta práctica le llamamos “consumo responsable”. Informarse es reivindicar al medio ambiente, a la comunidad que nos rodea y hasta a las prácticas culturales ligadas a la producción. La milpa es una de ellas, la siembra del arroz, la producción de artesanías, de ropa y muchas otras también; pues son tradiciones muy antiguas que sustentan las formas de vida de quien las hace. ¡Consume y vende morelense!
*Imagen destacada: Lourdes Neri.